La publicidad es una de las industrias más brillantes de nuestro tiempo que, lejos de agotarse, muestra signos de vitalidad cada día. Si en algún ámbito puntual, como el del cine, su pujanza económica se resiente, en otros sus inversiones aumentan sin parar e incluso surgen nuevas posibilidades, como la publicidad a través de teléfonos móviles, e Internet donde la publicidad crece en proporción al desarrollo vertiginoso de la red.
A pesar de las fobias y filias que suscita, a todos nos llama la atención y nos cautiva. Debe ser objeto de estudio para contribuir a nuestra formación como receptores críticos de medios audiovisuales y consumidores responsables.
Con la extensión del proceso de industrialización aumenta la producción y el número de excedentes. Es necesario entonces atraer la atención de los potenciales consumidores e incluso generar nuevas necesidades que permitan dar salida rápida a los productos.